Aclaración: los objetos elegidos son la caja de madera (es parte del escenario), el anillo (es amuleto y también es objeto robado), la fotografía (cumple una doble función: como objeto produce un "viaje en el tiempo y espacio" y lo que sucede en ella aparece en un flashback).
Una tarde en el Palmar
Una tarde en el Palmar
"La fantasía me había empujado a enamorarme de una fotografía y a viajar en el tiempo para reunirme con ella. La imaginación quizá incluso podría haber predicho mi encuentro con ella"
Richard Matheson
Frente a mi había una caja de madera negra.
Sus bordes eran suaves y curvos. Tenía detalles igualmente delicados que imitaban la forma incontrolable y laberíntica de una enredadera. Era liviana y elegante. En su parte frontal tenía un pequeño broche que permitía cerrarla.
En ella guardaba mis más preciados recuerdos: hay una carta que mi madre me escribió cuando cumplí dieciocho años en la que me pide que "jamás deje de ser auténtica, jamás deje de defender lo que creo justo y siempre diga lo que pienso"; un pequeño muñeco de peluche que me regaló mi abuelo argumentando que "aunque sea grande para peluches, él lo vió y pensó en mí"; un anillo de plata que me obsequió (o mejor dicho, me permitió robar) mi abuela, mi más preciado amuleto de la buena suerte.
Y una fotografía.
Una fotografía sencilla, una fotografía de un momento feliz. Una fotografía amateur, capturada de forma espontánea, en la que alguien a quien amo hace algo que ama hacer. Y eso, para mi, es la definición de felicidad.
Cuando veo esa fotografía, me transporto un clima templado, a un pastizal con palmeras inmensas y amontonadas. Me transporto a caminos de tierra, a un silencio profundo y sin embargo, cómodo.
Me encuentro en un lugar que parece tan extenso como eterno, que parece inmenso. Parece infinito.
Voy siguiendo los pasos de ésa persona, que lleva su cámara de fotos enlazada a su mano derecha. Cada tanto voltea a verme y me regala una sonrisa.
Yo lo sigo, pero me distraigo cada tanto con la naturaleza que nos rodea: hay pequeñas lagunas, hay árboles que creo que jamás vi antes, hay un ocaso hermoso enfrente nuestro, hay animales que pastan y pasean libremente a nuestro alrededor.
Me acerco a un pequeño carpincho que come una fruta de palmera. Está tan concentrado en su alimento que no se da cuenta que me acerqué a admirarlo.
Y lo miro a él, que le saca fotos a las altísimas palmeras. Le encantan. Está feliz. Está conforme con el resultado de esa fotografía.
Y decido inmortalizar esa felicidad, que también es mi felicidad.
Y decido inmortalizar esa felicidad, que también es mi felicidad.
Y ahora también estoy feliz, porque mirando una fotografía viajé en el tiempo y el espacio.
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