miércoles, 25 de noviembre de 2020

Un libro heredado, cinco sentidos (Escena de lectura)

Escena de lectura: "Un libro heredado, cinco sentidos"

Cuando pienso en mi infancia -en mis diez u once años, para ser más exacta- pienso en la colección de libros de Nancy Drew que mi mamá me heredó. En este mismo momento -diez u once años después- veo, en lo más alto de mi biblioteca, el lomo rosa y blanco de uno de esos libros, el que más me gustaba: “El triple engaño”.

Pensar en ese libro es pensar en las noches de invierno de 2008. Pensar en mi habitación pintada de un chillón color verde manzana, iluminada por la tenue luz de una lámpara giratoria, que dibujaba constelaciones en la pared. 

Es pensar en mi mamá, preparándome un té con limón para el resfrío, y diciéndome que no me quede hasta muy tarde porque al día siguiente había que madrugar para ir al colegio. Es el olor a la pomada china para el resfriado, de esas que mi abuela me daba cuando me escuchaba estornudar varias veces seguidas, que  venía en esa pequeñísima lata roja con un tigre dorado, que hacía arder la nariz irritada y llorar los ojos.

Nancy Drew resolvía misterios mientras yo me sonaba la nariz y tomaba mi té, escuchando la radio “San Isidro Labrador” -radio local de San Isidro, partido en el que vivo-, que pasaba viejas baladas, y cuyo locutor tenía una voz calma y profunda, casi hipnótica. Y pensar en ese libro es pensar que, cuando la canción “Somewhere Out There” sonara (a eso de las diez de la noche), dejaría a Nancy en la mesa de luz para acostarme.

Otras noches, sin embargo, en las que la compañía de Nancy no era requerida, escuchaba uno de mis discos preferidos en aquel momento: un compilado de "Los Abuelos de la Nada". Me acordaba hasta el orden exacto de las canciones, y sabía cuando tenía que pararme para rebobinar y volver a reproducir el casete. Lo había confeccionado especialmente para mí un amigo de la primaria, Martín, que tenía conocimientos “tecnológicos”, y sabía grabar cd’s y casetes.

Pensar en esa época es pensar en la ventana de mi habitación -que en aquél entonces no tenía ni cortinas ni persianas- y ver el inmenso árbol que desde tiempos inmemorables está clavado a la tierra en la vereda de la casa lindera a la mía. Aprendí, años después, que se llama “el árbol del paraíso”. Muchas veces escuché a mi mamá regañar por las pequeñas pelotitas amarillas que desprende, y que caen sobre nuestra vereda desde el día en que nos mudamos. Todavía me acuerdo, como si fuera ayer, cuando mi familia le pidió a los vecinos que lo podaran un poco. Y me acuerdo de que me puse triste, porque no había nada que disfrutara más que ver sus hojas moviéndose al compás del viento durante las noches. Y si había tormenta, mejor.

Pensar en esas noches es pensar en mi gata, Kitty, quien en este momento duerme en su cucha, y en esa época dormía en mi cama, entre mis piernas, y ronroneaba efusivamente cuando le daba algunas caricias.

Es pensar que aun dormía con mi peluche preferido, el perro “Lukiper”, quien ahora está embolsado y guardado en uno de mis armarios. Lo ponía junto a mi a la hora de la lectura, y después dormía abrazada a su cuerpo blanco y mullido. Su nombre aún lo recuerdo porque era un híbrido de los nombres de mis mascotas de aquel momento: Lucas, Kitty y Cooper, de los cuales sólo Kitty vive.

Recordar esas noches, sin dudas, es pensar en la única amistad de aquella época que perdura hasta el día de hoy: Chiara. Mi amiga de combate, mi amiga de esta vida y de la otra, y de la siguiente también. Pensar en aquel momento es pensar en la pijamada en la que nos conocimos: nos conocimos llorando, nos conocimos siendo nenas sensibles que no querían que las pisotearan, nos conocimos siendo almas gemelas que se entendieron automáticamente. Bastante igual a como es ahora, doce años después.

Pensar en esas noches es ver a mi mamá, en su camisón blanco con florcitas color pastel, sentándose a mi lado en la cama y acompañándome rezar el “Ángel de la guarda”, antes de dormir, y diciéndome “Que descanses, bebé” antes de apagar el velador. Ni mi mamá ni yo éramos ni somos creyentes, pero ese hábito se mantuvo hasta varios años después.

Pensar en Nancy Drew es pensar en todo eso, y probablemente en más, que ahora mismo no recuerdo. Es aromas, es visuales, es gustos, es sonidos, es vínculos, es tacto y es memoria. ¿Qué es lo mejor de esto? Que ni siquiera me acuerdo de qué trata ese libro. Sí, seguro es Nancy resolviendo un misterio. Pero no tengo la menor idea de cual es. Sin embargo, no dudo que es el único libro que genera en mi tantas sensaciones. Si tuviera que imaginar qué recuerdos me trae cada uno de mis libros, no terminaría nunca. Pero, sin dudas, "El triple engaño" enciende la memoria mis cinco sentidos.

 


Bibliografía:

“El triple engaño” de Carolynn Keen.

Recopilación de canciones de “Los Abuelos de la Nada”.

“Somewhere Out There” de “An American Tale”.

miércoles, 11 de noviembre de 2020

Profundo como el océano (Reseña de "La arquitectura del océano" de Inés Garland)

11/11/2020

“Profundo como el océano”, 

Sobre “La arquitectura del océano” de Inés Garland.

Por Agustina Piazza para Taller de Expresión I.

“La arquitectura del océano”, Editorial Alfaguara, año 2014.


Inés Garland tenía 37 años cuando comenzó a mostrar sus escritos al resto del mundo. Para nada busco cuestionar por qué esta autora tardó tanto en mostrar sus grandes trabajos a los lectores: por el contrario, festejo que haya tenido la valentía de exponerlos. La escritura es ese lugar en el que plasmamos nuestros más profundos sentimientos, sensaciones, memorias. Donde dejamos volar nuestra imaginación y nos permitimos ser quienes queremos ser. Mostrarnos tan vulnerables jamás será una tarea sencilla, y si lo fuera, quizás no se trataría de obras tan profundas e introspectivas como las que Garland nos muestra. 

“La arquitectura del océano” nos adentra un poco en esa profundidad (quizás, equiparable con la del mismo océano). El mar es misterioso, hondo, desconocido y está lleno de peligros, aventuras, temores: un poco como la vida misma. La autora nos presenta una antología que sobrevuela temáticas “comunes” pero con un giro fresco y para nada forzado. Esta es una de las características que permiten que cualquiera que lea estas historias pueda sentirse identificado con más de una: ese es el efecto que producen las temáticas cotidianas que la autora nos propone.

El ritmo de la narración no se ve interrumpido casi en ningún momento. Garland economiza de forma acertada las palabras que utiliza, y logra una lectura amena, llevadera. Son cuentos relatados con una fluidez y sencillez que atrapan hasta al más reacio de los lectores. Garland hace que sus personajes hagan mientras que ella narra lo que hacen.

Los cuentos que componen esta antología tienen varios componentes en común, propios de las narraciones de Inés Garland: el protagonismo indudable de la mujer, los secretos (algunos más “inocentes”, otros más severos), los problemas intrafamiliares (muchas veces derivados de los mismos secretos), los viajes vacacionales, los prejuicios, la soledad, la melancolía, los tabúes.

¿Qué más puedo contar de estos relatos sin arruinarle al lector la experiencia de sumergirse en las profundas aguas que contienen sus páginas? En primer lugar, se topará con una variedad de cuentos que giran en torno a protagonistas que, como ya comenté, son mujeres, muchas de ellas empoderadas o en camino a serlo (algunas desde un inicio, otras cuando llega el punto final). Por otro lado, los conflictos contenidos en estas historias nos hacen romper con el estereotipo de “familia perfecta” que tantos otros escritores nos han querido hacer creer por la fuerza. En otras palabras, las que presenta Garland son familias que, tranquilamente, podrían ser la de cualquiera de nosotros: no hay falsos Ingalls. 

La autora también nos habla sobre temáticas como la sexualidad, los conflictos y los tabúes vinculados a esta en varios de sus relatos, especialmente en “La perra de tres dientes”, “El rayo verde” y “Oscar”. 

El amor es otro tópico que Garland no deja atrás en casi ninguno de estos escritos. “El rayo verde”, “Nada que hacer” y “El último muelle” nos plantean distintos tipos de amores: prohibidos, incorrectos, mal vistos, fraternales, lejanos y dolorosos. 

Sin lugar a dudas, “La arquitectura del océano” me pareció un libro armonioso, sumamente legible y atrapante. Pocos libros pueden contener estas tres características simultáneamente, y por eso festejo que, a sus 37 años, Inés Garland se animara a saltar al mar y nos invitara a seguirla. 

miércoles, 28 de octubre de 2020

El día que Isak Dikinsen se reunió con Marilyn Monroe (Análisis de "Isak Dikinsen: En alabanza del esplendor" de McCullers)

Consigna: leer el artículo de McCullers "Isak Dikinsen: En alabanza del esplendor". Anoten cuáles son las lecturas que destacan ambos textos, la transformación en el sujeto lector que proponen, la relación con la propia vida de los autores que establecen. 

Sobre "Isak Dikinsen: En alabanza del esplendor" de Carson McCullers

El artículo es breve, está contado de forma lineal y en primera persona. La narradora, McCullers, es una escritora que, de forma azarosa (como suele ser) conoce a otra autora: Isak Dikinsen, y queda maravillada por su libro “Memorias de África”. Su admiración por Dikinsen es anónima y platónica durante un buen tiempo, en el que lee otras obras suyas y se adentra en sus métodos de narración. Hace una breve y concisa comparación entre “Memorias de África” y “Siete cuentos góticos”, otro libro de la autora danesa.

Más adelante, se da un inesperado pero deseado encuentro entre las escritoras en una reunión de la Academia de Artes y Letras. Este encuentro llevó a que McCullers conociera un poco más en profundidad a Dikinsen y reafirmara su admiración por ella, a pesar de que ya no era la persona joven y aventurera que se describía en sus libros, debido al paso del tiempo.

McCullers habla de otro encuentro entre ellas, esta vez con la presencia de Marilyn Monroe y Arthur Miller, y de cómo Dikinsen se relacionaba afectuosamente con las personas de color (algo que, para tratarse de una época de gran racismo, debió de ser llamativo para la autora).

Luego de ese encuentro, y aunque siguieron en contacto vía cartas, las autoras no volvieron a verse. Poco después, Dikinsen falleció. McCullers hace una breve conclusión, en la que cuenta que Tanya “Isak” Dikinsen murió junto a Cecil Beaton, un amigo suyo, sin sufrir dolores.

Se trata de un relato que alaba, como el título dice, el esplendor de aquella escritora y persona maravillosa, que McCullers tanto admiró.

La influencia de El Principito y Sábato

Consigna: leer el capítulo 2 de La lectura: una vida, de Daniel Link "La escuela primaria. La señorita Celia". Anoten cuáles son las lecturas que destacan ambos textos, la transformación en el sujeto lector que proponen, la relación con la propia vida de los autores que establecen. 

Sobre "La escuela primaria. La señorita Celia" de Daniel Link

En un principio, este relato comienza como un análisis o reseña de Sissi, una trilogía cinematográfica que cuenta la vida de la joven emperatriz austríaca. Link relaciona estas películas con su infancia debido a que sus abuelos eran natales de aquellas tierras europeas. El autor desarrolla su relación con la trilogía de Ernst Marischka, qué lectura hacía él de esas películas en su infancia y qué lectura hace en su adultez. Daniel Link comienza siendo un niño que ve películas, lee historietas, revistas y otras lecturas ligeras.

Luego, Link nos habla sobre su experiencia en la escuela primaria, cuestión que le da título a este relato, ya que es allí donde su camino como lector (y escritor) comienza a desarrollarse rápidamente. El autor recuerda detalles sumamente vívidos, como cuestiones administrativas, los nombres de sus amigos y su docente más querida, sus calificaciones, alguna travesura infantil, su facilidad y destreza para la poesía. También habla del impacto que produjo en él la lectura de “El principito”. Este libro le fue recomendado por la “Señorita Celia”. Es una obra de la cual hace un análisis profundo: lo califica como un “libro extraño”, y se cuestiona que, si todos los best-sellers ocupan un lugar como dispositivos de adoctrinamiento ¿sobre qué adoctrina “El principito”? También se pregunta qué relación tiene este libro con la infancia, y se auto-responde: tematiza la autodestrucción de esta. A partir de este punto, el autor comienza a caracterizar la infancia: la posiciona como “el lugar de lo indeterminado”.

Más adelante, habla de la influencia de un primo suyo, Fernando, en su experiencia como lector. Fernando le cedió, antes de irse a vivir al sur, su biblioteca completa. Link comenta que a sus once o doce años, cuando ya la infancia lo había abandonado, lee su primer libro de esa colección: “Sobre héroes y tumbas” de Ernesto Sábato. En cierta forma, Link siente que la vida de su primo está reflejada en esta obra.

Finalmente, el autor hace unos breves comentario sobre “¿cómo se lee?”. Dice que la lectura no tiene un ritual establecido: que uno puede hacerla en cualquier sitio, de cualquier forma.

lunes, 26 de octubre de 2020

Sobre los cuentos de Inés Garland

Consigna: leer los cuentos de Inés Garland, subrayen qué elementos tanto de las historias, los tipos de narrador y los procedimientos se repiten o se relacionan entre sí, como para empezar a pensar la reseña. 

Sobre los cuentos de Inés Garland

En primer lugar, en los cuentos "El rayo verde", "La cautiva", "Oscar", "Nada que hacer" y "El último muelle" están presentas las vacaciones, el tiempo con seres queridos y la familia. Además, tanto en "El rayo verde" como en "La cautiva" se mantiene una misma distancia viajada para llegar a destino: mil quinientos kilómetros.

En los relatos hay una notoria forma de describir personajes y situaciones: concisa, con pocas palabras pero sumamente entendibles e imaginables. Son relatos no muy extensos, que cuentan -básicamente- lo que dura un viaje de vacaciones: unos pocos días. En los casos de "La perra de tres dientes" y "El último muelle", solamente son unas pocas horas.

Mientras que en "El rayo verde" la narradora es la protagonista y la historia está narrada en primera persona, en "La cautiva", "La perra de tres dientes", "Oscar", "Nada que hacer" y "El último muelle" se trata de una narradora omnisciente, en tercera persona. 

En todas las historias hay "algo oculto", secretos que los personajes cargan consigo y que a algunos, inclusive, los atormentan: en la primera historia es el amorío entre el padre de la protagonista y su amiga Ana, en el segundo es que Diana está cansada de su familia, en el tercero es la relación de Marco con la mujer de tres dientes, en la cuarta es el amorío entre el padre y Vanessa y la atracción de Sofía por Oscar, en el quinto es el flechazo entre la protagonista adulta y un chico mucho más joven.

En todas las historias hay sentimientos y pasiones involucrados: enamoramientos, ya sean extensos, fugaces o platónicos, amoríos y atracción sexual. En varios relatos se habla de la sexualidad como algo "prohibido" o tabú, un tema que se guarda en un cajón y del que nadie habla.

También trata recurrentemente otros temas, como el olvido, la soledad, la nostalgia. 

Segundo intento con Roger

Consigna: sigue el intercambio de cartas: el personaje propio recibió la negativa a su propuesta, tiene que redoblar los esfuerzos para convencer al otro personaje. Para ello, deberá utilizar una analogía (es una doble comparación, A es a B como C es a D) y el recurso de un ejemplo histórico, además de contraargumentar lo que aparece en la carta de la negativa. 

Mr. Federer:

No sé por dónde empezar. En primer lugar, creo que usted está subestimando mi accionar por el bien de la sociedad. No soy lo que usted cree que soy: no soy un personaje de historieta cómica, tampoco soy un disfraz vacío o un actor famoso con miles de millones en su cuenta. Soy un soldado que ha peleado numerosas batallas para salvar a la humanidad, de las que usted poco debe saber. Lo contactaré con un conocido mío en Suiza que podrá ponerlo al tanto de algunas de mis proezas, así quizás pueda convencerlo de mi existencia. 

En segundo lugar, y le ruego su perdón si estoy siendo descortés, debo insistir en que es realmente importante que me otorgue un poco de su tiempo para que pueda volver a estar en forma. Verá, no le fui del todo sincero: me contagié con el maldito COVID-19 hace ya unos meses en una de mis últimas misiones y, gracias al suero de súper soldado que corre por mis venas, mi cuerpo no sufrió mayores complicaciones. El coronavirus fue para mi lo que una lesión física es para uno de ustedes, los deportistas: significó tiempo fuera de las "canchas", reposo, frustración, tristeza. Sé que entenderá lo que le comento Roger, investigué un poco más sobre usted y supe que sufrió varias lesiones a lo largo de su carrera. 

Sin más que decir, sólo puedo esperar que recapacite y acepte mi propuesta. En cuanto a su familia, prometo que no deberá alejarse de ellos ni por un segundo: yo mismo viajaré a Suiza, y además le prometo que, apenas esté permitido, haré que sus hijos conozcan el cuartel de Los Vengadores.

Mis saludos,

Cap. 

Reseña y más reseña (Notas de lectura sobre la reseña, 2)

Consigna: leer y hacer un comentario/nota de lectura, en donde subrayen qué procedimientos o recursos que les pueden ser más útiles para escribir las reseñas, acerca de: 

-Sobre "Manual para mujeres de la limpieza", de Lucia Berlín, por Martín Caamaño.

-Sobre "Realidad", de Sergio Bizzio, por Patricia Somoza.

-“Críticos de cine”, Javier Porta Fouz (fragmento)

-“¿Buenas críticas es igual a buenos libros?” (fragmentos)

- “Tribulaciones de un comentarista de libros”, Luis Fernando Afanador (fragmentos)

Sobre "Manual para mujeres de limpieza" de Lucía Berlín, por Martín Caamaño

Caamaño comienza la reseña haciendo una comparación de la obra de esta autora con "viejos tesoros ignorados": esto sirve para hacer entender que se trata de una autora que, a su parecer, tiene una interesante propuesta y, además, nos habla un poco de lo ignorada o pasada por alto que es la obra de Berlín. Caamaño nos está introduciendo a una autora que da por aludido que probablemente no conozcamos y, en consecuencia, está decidido a explicarnos por qué deberíamos conocerla y qué es lo interesante que tiene para ofrecernos. Nos cuenta un poco de ella y de su vida, para que la conozcamos mejor.

Muy brevemente, Caamaño nos introduce algunas de las obras que podemos encontrar en esta antología de Berlín, sin contarnos demasiado pero dejándonos con ganas de saber más sobre esta atrapante autora aparentemente desconocida y atemporal.

Nombra algunas características del modo de narración de Berlín, como su uso del material autobiográfico y la naturalidad con que acopla a sus ficciones la propia experiencia. Esto último lo comenta porque, en sus obras, la escritora retrata situaciones similares a las acontecidas en su vida.

Caamaño se encarga de dejar en claro su punto: "...Si no viviéramos en un mundo tan machista, una escritora como ella podría haber marcado el rumbo, configurado un canon."

Sobre "Realidad" de Sergio Bizzio, por Patricia Somoza

Patricia Somoza comienza su reseña con un título que nos indica el "punto fuerte" que encontró en la obra de Bizzio: el mundo de la televisión, la comunicación, los 'reality shows'. Es este último mundo, el de los programas que retratan una supuesta realidad, el que le da nombre a la obra de Bizzio. 

La historia gira en torno a un reality show del tipo Gran Hermano en el que irrumpe un grupo terrorista y toma como rehenes a los participantes. 

Aunque no rebela con exactitud lo que acontece durante la historia, Somoza nos cuenta -más o menos- cómo continúa la toma de rehenes, qué exigen los terroristas y cómo se desenvuelven en la casa. Y, aunque esto puede servir cómo 'promoción' del contenido de la obra, a mi parecer es un-poco-demasiada información para una reseña, y preferiría que fuera más acotada (por ejemplo, que solo contara que en un reality show se da una toma de rehenes). 

Somoza resalta la capacidad del escritor para darle tanta profundidad y trasfondo a un tema tan superficial, plano y de puras apariencias como es el de la televisión (y, específicamente, el de la telerrealidad). 

"Críticos de cine" de Javier Porta Fouz (fragmento)

Porta Fouz nos da una introducción a qué es y qué hace, en palabras sencillas, un crítico de cine. Se desenvuelve con un modo de narrar informal, concreto y amigable con el lector inexperto. Lo primero que hace es desmentir un mito urbano que todos hemos escuchado alguna vez: los críticos de cine son cineastas frustrados. Además, y para hacerlo más entendible, lo relaciona con otras profesiones que han sido bastardeadas de manera similar.

Luego, nos da la opinión de un famoso y respetado escritor como lo es Oscar Wilde, quien defendía y elogiaba a los críticos.

Posiciona a la crítica como una actividad de está compuesta por cuatro elementos:

1) Investigación.

2) Análisis.

3) Interpretación.

4) Evaluación.

Sin embargo, y aunque dice que estos elementos son condición necesaria para realizar una crítica, también dice que no son suficiente: el quinto elemento es la escritura. Dice que la crítica trabaja con palabras, que ellas son sus materiales. La crítica implica poner en palabras para transmitir con claridad un mensaje.

Habla de cómo se le ha restado (y se le sigue restando) a cierta importancia el trabajo de los críticos, ya que los mismos espectadores buscan de ellos algo tan banal como saber si alguna película es o no "pochoclera" y demás opiniones que poco tienen que ver con lo que originalmente es el trabajo de un crítico: "...El crítico como un vigilante que ordena el tránsito cinematográfico. El crítico que prescribe películas en una receta (con un texto-receta-fórmula). Espectadores que no se arriesgan, críticos que tampoco. Todos nos adormecemos."

"¿Buenas críticas es igual a buenos libros?" (fragmento)

Nos encontramos con una variedad de autores que nos cuentan su opinión sobre los críticos literarios. En primer lugar está Daniel Gigena, quien relativiza la idea de que existan "buenos" o "malos" libros. A los críticos les da el lugar de lectores que están entrenados para poner en palabras los sentidos creados por una lectura. 

A continuación se nos presenta Mónica López Ocón, que nos propone ponernos de acuerdo sobre lo que es un "buen libro": básicamente, un buen libro lo será en relación a subjetividades acordes a la época y contexto de quién los lea. Esto puede, en parte, relacionarse con la reseña de "Manual para mujeres de limpieza" escrita por Martín Caamaño que bien nos cuenta como la mirada machista de la época contemporánea a la autora fue lo que la sepultó y no la dejó catapultarse debidamente. López Ocón nos dice que las críticas no deben ser tomadas como incuestionables, ya que sólo son una lectura posible.

Fermín Rodríguez nos habla de la lucha que hay entre los críticos por imponer una lectura, por el poder de interpretar y juzgar un libro y decir qué es literatura y qué no lo es. Señala que no sólo hay libros bien o mal escritos, sino también críticas bien o mal escritas según los criterios que pertenecen al género de la reseña literaria. Dice que "...Una buena crítica instala una incomodidad entre aquellas verdades que se imponen como absolutas...".

Eugenia Zicavo, por su parte, caracteriza a la crítica como una actividad arbitraria, que es resultado del conocimiento del crítico pero también de sus gustos: es una actividad ideológica. Explica que hay dos tipos de críticas en función de los críticos que leen las obras que comentan: las muy buenas y las muy malas. Detrás de una crítica negativa hay un trabajo de lectura y análisis de la obra criticada, pero detrás de una crítica positiva puede haber falta de lectura o compromiso por parte del crítico: no se puede hablar mal de un libro sin haberlo leído. 

Silvia Hopenhayn es concisa respecto a su opinión sobre una buena crítica: debe ser una verdadera recreación del texto original, una inmersión en la obra de la que se extrae algún tesoro. 

Finalmente, Elsa Drucaroff caracteriza a la crítica honesta como una crítica que leyó el libro, ya que se publican muchas críticas sin haber leído previamente la obra. Una crítica honesta quiere brindarle un servicio al lector, y pone al libro criticado en el centro de la cuestión (no se exhibe a sí misma). Una crítica honesta trabaja inductivamente y se abre a lo que el libro propone (no lee buscando errores que se puedan criticar). 

“Tribulaciones de un comentarista de libros”, de Luis Fernando Afanador (fragmentos)

En primer lugar, Afanador plantea que el libro que se quiera reseñar debe ser elegido por puro azar, de la misma forma en que operan los lectores. "...La clave para encontrar un gran libro desconocido es igual al encuentro con otros seres humanos: un perfume, una cara, un gesto...". Considera que sólo vale la pena hablar de libros que a uno lo hayan conmovido, que fueron escritos para perdurar en el tiempo. En otras palabras, solo vale la pena hablar de libros sobresalientes. 

Para escribir la reseña, se lo debe hacer con claridad y lucidez. Al reseñador lo caracteriza como un híbrido mitad crítico y mitad divulgador, un lector bien informado. Para él, cada reseñador, con su trabajo, define qué quiere ser.