Consigna: a partir de las escenas de lectura, realizar una Autobiografía como escritores y escritoras (elegir el estilo, los procedimientos, las formas que les pueden tomar prestados a las autobiografías que leyeron, también pueden incluir todas o alguna de las escenas de lectura, reordenarlas, cambiarlas, sintetizarlas, ampliarlas)
“No tenía idea de la cantidad de puertas que puede abrir el simple acto de escribir."
Stephen King
Esto no es una autobiografía
Mi mamá siempre estuvo orgullosa de la temprana edad a la que me enseñó a leer y a escribir. Como buena docente, no dejó pasar la oportunidad de ayudarme a estar siempre "un poco más adelantada". Desarrollé una fascinación por crear personajes, inventar historias e inclusive ilustrarlas. Alentada por mi abuela paterna, que siempre creyó que mis historias eran algo increíble, alimenté mi pasión por la escritura a lo largo de toda mi infancia.
Mi evento preferido siempre fue la Feria del Libro, que se emplazaba todos los inviernos en el predio de La Rural. Mi abuela me llevó todos los años, sin falta, hasta que tuve edad suficiente para ir sola.
En la escuela primaria aprendí que era muy mala haciendo análisis sintáctico - lo sigo siendo - y colocando las comas y los acentos. También aprendí que no se me dan los números y que no me gusta leer "por obligación", y desarrollé el pésimo hábito de leer velozmente para acabar esos libros lo antes posible.
Pero también aprendí - gracias a la profesora Virginia, de segundo año de secundaria - que la escritura era lo que me gustaba hacer. Me gustaba crear personajes con características que había visto en algún ídolo juvenil, o en alguna amistad cercana, o inclusive en mi misma. Crearles una historia, un pasado trágico o quizás un presente incierto. Darles un halo de misterio, eso siempre.
Fue entonces cuando empecé a analizar qué quería estudiar cuando terminara la secundaria: algo que me permitiera ser escritora, era seguro. Pensé en Letras, en Ciencias Políticas, en el profesorado de Lengua y Literatura. Pensé en muchas carreras.
La adolescencia no llegó sola: la escritura se postergó cuando aparecieron las salidas, las fiestas y los primeros amores. Una vida atada al deporte de alto rendimiento tampoco ayudaba a alimentar mi afición por las letras.
Dejar la natación y terminar el colegio fueron los impulsos más fuertes para definir qué quería estudiar. En 2017, después de mucho analizar, comencé la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. El Ciclo Básico Común, ubicado a pocas cuadras de mi casa, me ayudó a volver a mis raíces: retomé la escritura, profundizando aún más los procedimientos que utilizaba años atrás.
Sin embargo, al finalizar el CBC, tuve dudas. No porque no me fascinara la escritura y no me hallara en las Ciencias Sociales, sino porque había algo más que me apasionaba, y a lo que no le había prestado la suficiente atención: me gustaba el dibujo, el diseño y la moda.
Cerré los ojos y me lancé al vacío: en 2018, después de un año de semiología, sociología y psicología comenzaba a viajar a Nuñez todos los días para estudiar en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) el Ciclo Básico Común de Diseño Gráfico, para pasar un año rodeada de dibujos, maquetas y programas de edición.
No tardé mucho en decidir volver a Sociales: la vida en FADU no es para cualquiera, y menos para alguien que disfruta de materias de lectura y sobretodo, de escritura.
Siempre que me senté a escribir lo hice por gusto, y nunca siguiendo instrucciones. Quizás por éso me resulta un poco difícil escribir una autobiografía. Pero esto, a mi parecer, no es una autobiografía: es un relato de mi relación con la escritura. Tuvimos idas y vueltas, y nos distanciamos durante algún tiempo, pero siempre volvemos a encontrarnos.
Agustina Piazza.
Hola Agustina! En primer lugar quiero decirte que me gusta mucho como esta armado tu blog, y en especial la fotito de ¿tu? gatite, le da su toque personal.
ResponderBorrarEsta autobiografía me resultó muy amena de leer y muy interesante. Es simple, personal y la noto sincera. Me gusta mucho el final donde le das un cierre redondo, marcando nuevamente que no es una autobiografía, sino tu relación con la escritura, una parte tuya. A su vez, me llamó la atención que hayas decidido usar como epígrafe un fragmento de la autobiografía de Stephen King que también está centrada en su formación como escritor, creando un vínculo con el autor.
Tu cuento propio me pareció muy entretenido y atrapante. En primer lugar, me parece destacable como usas la imagen del silencio para introducir la muerte de cada uno de los que cayó en la "trampa" de la bolsa ("No había rastros de aquellos ruidos aterradores de los que hablaba su contacto; al contrario, el silencio era profundo." y segundos después encuentra el cuerpo en la casa, "La noche era eterna. El reloj no avanzaba y cada ruido, cada movimiento, cada suspiro era un posible peligro. De pronto, silencio. Un silencio profundo y aterrador.", y a la mañana siguiente, la muerte del protagonista). La historia secreta en este caso entonces podría ser lo "encantado", pero no sé si lo quisiste encarar de un lado más metafórico, queriendo aludir a que lo que realmente mata es la ambición. Siento que puede ser interpretado de distintas formas. Por último, me gustó como utilizaste las imágenes sensoriales para darle su cuerpo a la historia y para "colocar" al lector en el relato.
¡Hola Male!
BorrarPrimero, gracias por haberte tomado el tiempo de pasar por mi blog.
Tengo 5 gatites, pero éste no es mio, venía con el estilo del blog y me dió pena sacarlo. Es un gatite modelo, creo yo.
Mi idea con el cuento era que cada uno decidiera qué quería creer: si en una historia sobre los peligros de una ambición desmedida y un robo que salió mal, o en algo más misterioso, más fantasmagórico e inexplicable. Las dos opciones son válidas, y si a alguien se le ocurre otra, también.
¡Nos vemos el miércoles en clase!
Un beso;
Agus.