Consigna: describir la expresión de un rostro que hayan visto por primera vez esta semana, focalizar en algún rasgo que les haya llamado la atención.
El rostro
Al portador del rostro del que voy a hablar lo observo desde
unos cuantos centímetros más abajo, aunque siempre fui considerada una persona “alta”.
Es la primera vez que me siento “no-tan-alta”. Será que el portador de este
rostro es muy alto. Altísimo.
Es un rostro que siempre me pareció destellar muchísima amabilidad
y simpatía. Quizás es porque tiene una sonrisa plasmada en él casi siempre, aunque sea una pequeña.
A veces, cuando sonríe posando para una foto o al reír de uno de mis pésimos chistes, se vuelve una mueca torcida y contagiosa, de esas que son "encantadoras". Recuerdo que, cuando conocí al portador de este rostro, esa fue la palabra que usé para describirla: "encantadora". Es, creo yo, su mueca más característica.
Ahora, aunque la cubra un barbijo, sé que la sonrisa está ahí.
Este rostro tiene ojos redondos y de color verde. No es un
verde muy oscuro, y tampoco es un verde muy claro, diría que es una mezcla entre un "verde esmeralda" y un "verde musgo". Alrededor de ellos tiene algunas pocas marcas de expresión, de esas que tienen las personas que sonríen a menudo y expresan
muchas emociones con su rostro.
En su nariz, respingada y muy fina, tiene pecas. También
tiene unas cuantas en los pómulos y en la frente, aunque son menos. Después,
más abajo y más cerca de su boca, se pierden entre una barba negra y revoltosa.
En su labio inferior hay una pequeña cicatriz, que el portador de este rostro “no
recuerda cómo llegó allí”.
Este es un rostro que vi muchas veces y desde muchos ángulos distintos, pero que ahora veo por primera vez en mucho tiempo.
Y es como verlo por primera vez, aunque ya lo sé todo de él.
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